En qué consisten la seguridad activa y pasiva del vehículo
La seguridad vial es un tema que nos concierne a todos, ya que cada año se producen miles de accidentes de tráfico que causan muertes, heridas y daños materiales. Para prevenir estos riesgos, los vehículos cuentan con dos tipos de seguridad: la activa y la pasiva. ¿Sabes en qué consisten y cómo funcionan? En este artículo te lo explicamos.
¿Qué es la seguridad activa del vehículo?
La seguridad activa del vehículo se refiere al conjunto de sistemas y elementos que tienen como objetivo evitar o minimizar las posibilidades de sufrir un accidente. Estos sistemas actúan antes o durante la conducción, ayudando al conductor a mantener el control del vehículo y a reaccionar ante situaciones imprevistas.
Algunos ejemplos de sistemas de seguridad activa son:
- Los frenos ABS: evitan que las ruedas se bloqueen al frenar, lo que permite al conductor seguir maniobrando y reducir la distancia de frenado.
- El control de estabilidad: detecta si el vehículo pierde adherencia o se desvía de la trayectoria deseada, y corrige la situación aplicando fuerza de frenado o reduciendo la potencia del motor en las ruedas necesarias.
- El asistente de frenada de emergencia: identifica si hay un obstáculo o un peatón en el camino, y frena automáticamente si el conductor no lo hace a tiempo o con suficiente intensidad.
- El detector de fatiga: monitorea el comportamiento del conductor y le avisa si detecta signos de somnolencia o distracción, como el parpadeo, el movimiento de la cabeza o el volante, o el tiempo de reacción.
- El asistente de mantenimiento de carril: reconoce las marcas viales y alerta al conductor si el vehículo se sale involuntariamente del carril, o incluso corrige la dirección para evitarlo.
Estos son solo algunos ejemplos, pero existen muchos más sistemas de seguridad activa que contribuyen a mejorar la conducción y a prevenir accidentes.
¿Qué es la seguridad pasiva del vehículo?
La seguridad pasiva del vehículo se refiere al conjunto de sistemas y elementos que tienen como objetivo proteger a los ocupantes en caso de que se produzca un accidente. Estos sistemas actúan después del impacto, reduciendo las lesiones o las consecuencias fatales.
Algunos ejemplos de sistemas de seguridad pasiva son:
- Los airbags: son bolsas de aire que se inflan rápidamente al detectar una colisión, amortiguando el golpe y evitando que los ocupantes choquen contra el volante, el salpicadero o las ventanas.
- Los cinturones de seguridad: son dispositivos que sujetan al ocupante al asiento, evitando que salga despedido o que se golpee contra otras partes del vehículo. Además, cuentan con un sistema de pretensores y limitadores de carga que ajustan la tensión y la elongación del cinturón según la fuerza del impacto.
- Las zonas de deformación: son partes del chasis del vehículo que se deforman progresivamente al recibir un impacto, absorbiendo parte de la energía cinética y disminuyendo la fuerza que llega al habitáculo.
- El reposacabezas: es un elemento que se ajusta a la altura del cuello del ocupante, evitando el latigazo cervical o el contacto con el respaldo del asiento trasero.
La seguridad activa y la seguridad pasiva del vehículo son dos tipos de seguridad complementarios e imprescindibles para garantizar una conducción segura. Gracias a ellos, se pueden evitar muchos accidentes o reducir sus consecuencias.
Por eso, es importante que revise el estado de sus sistemas de seguridad y que los mantenga en buen funcionamiento. Asimismo, le recomendamos que conduzca con precaución, respetando las normas de tráfico y las condiciones de la vía. Recuerde que la seguridad vial depende de todos.
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