El secuestro de Andrés Pasero un relato de valentía en carretera
Andrés Pasero, un camionero mendocino que vivió una pesadilla mientras cumplía con su trabajo en las rutas de Chile. Este relato nos muestra las dificultades que enfrentamos, pero también la fortaleza que llevamos dentro.
Todo comenzó el 6 de octubre, cuando Andrés, de 34 años y con ocho meses trabajando para la empresa Rodríguez Peña, partió desde Mendoza hacia Santiago de Chile con una carga de arroz. Como muchos de nosotros, él conoce bien las rutas y los trámites fronterizos, pero en esta ocasión algo muy diferente le esperaba.
Después de pasar la noche en un estacionamiento en Los Andes, esperando su turno para descargar la mercadería en la empresa chilena, Andrés decidió continuar su viaje. Sin embargo, antes de llegar a su destino, su camión se descompuso en la avenida Velázquez, en el sur de Santiago. Fue en ese momento cuando todo cambió.
Al bajarse del camión, dos hombres en una camioneta blanca se acercaron. Uno de ellos le apuntó con un arma y lo obligaron a subir de nuevo al camión. Durante las siguientes horas, Andrés fue forzado a manejar bajo la amenaza constante de sus secuestradores, quienes aparentemente colocaron algún dispositivo para bloquear la señal satelital del camión.
Lo llevaron a una pequeña habitación donde lo mantuvieron retenido durante dos días, alimentándolo solo con arroz blanco y agua, sin acceso a un baño adecuado. En ese tiempo, su familia y compañeros estaban desesperados, sin noticias de él. Las redes sociales y los grupos de WhatsApp de transportistas comenzaron a circular mensajes de búsqueda, pero no había rastro de Andrés ni de su camión.
Finalmente, el jueves por la mañana, los secuestradores lo sacaron del lugar donde estaba retenido. Le dieron una orden escalofriante: "Caminá para adelante, no mires para atrás". Sin saber dónde estaba ni qué le podría pasar, Andrés caminó durante una hora hasta que encontró una panadería en Rancagua, a unos 90 kilómetros de donde había sido secuestrado.
Aunque físicamente estaba bien, el trauma que vivió lo dejó en estado de shock. Andrés, como cualquier héroe del volante, solo quería regresar a casa, estar con su familia y procesar lo que había ocurrido. Su esposa, Noelia, ha sido su apoyo incondicional durante este tiempo.
Este episodio nos recuerda los peligros que enfrentamos en las rutas, especialmente cuando atravesamos zonas inseguras o países con alta incidencia de robos. En el caso de Andrés, los piratas del asfalto, un problema creciente en la región, fueron los responsables de su secuestro. Este tipo de delincuentes suelen apuntar a cargas valiosas como carne, aceite comestible o vino, aunque en esta ocasión, el cargamento de arroz que llevaba Andrés no cumplía con sus expectativas.
El miedo a cruzar la frontera con Chile es algo que muchos de nosotros compartimos. Las denuncias de robos a camioneros en esa región se han incrementado en los últimos años, y algunos transportistas argentinos han comenzado a contratar custodia para proteger sus cargas en el trayecto desde la frontera hasta su destino final.
Para nosotros, los héroes del timón, estas historias son un recordatorio de los desafíos diarios que enfrentamos en nuestra labor. No solo llevamos cargas importantes de un lugar a otro, sino que también lidiamos con situaciones impredecibles y peligrosas que ponen a prueba nuestra resistencia y coraje.
Si alguna vez te encuentras en una situación difícil, recuerda que no estás solo. Somos una comunidad fuerte y solidaria que se apoya en las buenas y en las malas. La historia de Andrés Pasero nos muestra que, aunque las carreteras pueden ser peligrosas, siempre hay una luz al final del camino.
Sigamos adelante, héroe. Mantente alerta, cuida tu seguridad, y no olvides que cada kilómetro que recorres te hace más fuerte. ¡Nos vemos en la carretera!
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